Cerrando Círculos

martes, 15 de julio de 2008

Antes de que llegara Andrés a mi vida, hace un par de años atrás, creo que experimenté "el amor de mi vida" o al menos la primera vez que me enamoraba. Osea, estamos hablando de amor profundo, de hacer girar el día a día entorno a esa persona; planes a futuro, proyecciones y ese pulmón super inflado cuando se camina al lado de la persona que se ama.
Fue una relación de 3 años. Terminamos a fines del 2006. El año siguiente fue técnicamente perdido. Doce meses de transición, lágrimas, adaptación a la soltería, a la vida con las amigas, discoteques, pubs, volver a llorar por no lograr adecuarme. Un período de mierda.
Lo que era más asqueroso, en esos momentos claro, eran los vestigios de relación que quedaron dando vueltas con mi ex. Infinitos "remembers" que me dejaban de rodillas en el suelo todas las veces, él con sus relaciones nuevas y apartandome de su vida, yo que no podía vivir sin él. Pero no éramos amigos, no éramos nada. De un día para otro desapareció. Creo que esa fue la parte más triste de toda la historia, que solo volvía cuando yo lo buscaba para tirar. Al día siguiente se arrepentía (a veces lloraba por eso) y volvía a desaparecer. Esto debe haber pasado cuatro veces más o menos, a lo largo del 2007.
Todos mis intentos de tener una relación estable a partir de mi quiebre con él, han sido fallidos. No sé por qué. Demás que es el destino. Demás que estoy haciendo las cosas mal. ¿Cómo saberlo? No lo sé. Lo que sí sé es que lo importante es cerrar el círculo. Porque mi historia, esa historia que todas las mujeres tenemos guardadas en el fondo, esa que nos marca, que nos rompe, que nos deja fallas de fábrica para los otros, tiene que tener un ciclo definido y cerrado, para que lograr sanar y luego re cocnstruir.
Sé que estoy sonando majestuosamente como un libro de auto ayuda, pero es que de veritas lo creo. Tanto así que le mandé un mail a mi ex. No hablábamos desde nuestro último "encontrón" en Octubre del año pasado. Le escribí sobre cosas de mi vida y que me gustaba pensar en lo que tuvimos, ya que fue una historia linda. Me respondió, si. Me dijo cosas lindas también. Cosas parecidas a las que me pasaban a mi. Me dijo que estaba con una niña, pero que siempre se acordaba de mi con cariño y que a pesar de que todo había salido mal, era porque los dos habíamos elegido cosas distintas cuando estábamos juntos, que esas cosas nos habían formado como personas, y que a pesar de que nos llevaron por caminos distintos, no teníamos que mirar nuestra relación como un algo feo del que había que arrepentirse.
Fue extraño, tengo que admitirlo. Yo pensaba que para mi esa historia ya estaba superada. Que las dos "pseudo" relaciones que tuve después de él habían sido suficientes. Pero no. Al recibir su mail sentí de verdad que una gran mochila negra se caía desde mi espalda. Y que el peso del fracaso de nuestra relación se esfumaba con la rapidez de un clic. Me sentí menos frustrada, más entendida. No sé como explicarlo.
Pero desde ahora veo todo distintos. Siento que ahora están empezando las cosas de neuvo. Que ahora soy capaz, por fin, de tener algo limpio con alguien, a pesar de que mi corazón está pegado con scotch. Dicen que eso lo hace más lindo...
Oajlá que mi cambio interno atraiga cosas buenas. Tal vez se elimine así mi "vestido de novia en la cartera y/o complejo de princesa" y pueda convencer a Andrés de pegarle una re intentada...

2 comentarios:

Osvaldo Murti dijo...

Todo lo que escribimos es, de cualquier manera, muy personal, no?. Tu escribes de una manera que (no sé si te lo comenté) me toca de forma muy personal, porque me recuerda una historia que viví hace ya casi dos años. Claro, yo era el personaje masculino de la historia (obvio...), entonces al leerte escribir... tu sabes, me cuesta ser imparcial. Entonces te pido disculpas por alguna pesadez en algún comentario anterior, no fue la intención ser pesado tanto como que tocó cosas personales, ya antiguas, cosas que nunca pude entender bien... por eso te he leído con antención, recordando situaciones e imágenes. Curioso eso, de que tu escrito también me ayude a cerrar algunos circulos por ahí guardados. Será por la transparencia que hay en ellos?.
Yo creo que el corazón abierto y transparente ayuda a comunicar y a comunicarse. Eso es haaarto.
Cuando hablas del vestido y eso de la princesa... yo siento que por un lado hay que mantener un poco eso, la fantasía y la capacidad de soñar es algo que puede hacer muy hermosa a una persona, le da una vitalidad especial, una magia particular, una intensidad para vivir que la convierte en única (claro, bien reída, bien vivida, bien llorada también).
Por otro lado, no sé... no estoy seguro, pero imagino que volar alto a veces puede doler... creo... pero no me tomes muy en serio en estos comentarios. ¿Puede ser?

Anónimo dijo...

Hey, llegué aquí por casualidad, quién sabe...

Me siento completamente identificada con tu historia. Y seguramente no somos las únicas, debe pasarle a muchas; el problema de las mujeres es que nos enamoramos como estúpidas y cuando menos lo esperamos él agarra sus cosas y se va, el problema es que lo sabemos, sabemos que somos tontas al enamorarnos, pero no sabemos solucionarlo. Tal vez ni siquiera tenga solución, quién sabe.

Te acompaño en cada línea. Un día uno va muy sonriente creyendo que ya pasó todo, que no importa, que quedó atrás, cuando de repente, de la nada, aparece un recuerdo y hasta ahí llegó todo el esfuerzo psicológico que habíamos hecho para conseguir la sonrisa. Y vienen los llantos, porque sí y porque no, y se van otra vez. Lo peor es la incertidumbre de no saber qué piensa él.

Y el maldito círculo no se cierra nunca. ¿O quizás sí se cierra y esto quiere decir que tienes que volver al principio? Me encantó la última línea.

Saludos.